Desde la primera mitad del siglo XX, la fotografía y la publicidad han ido de la mano. Son dos ámbitos imprescindibles y no podrían coexistir el uno sin el otro. Aunque al principio se creyó que sería una moda pasajera, lo cierto es que su capacidad para ensalzar los productos se impuso frente al dibujo.
Su proximidad, objetividad, veracidad y su carga, tanto informativa como emotiva, hace que sea un recurso constante para la publicidad. Hoy te contaremos algunos aspectos importantes sobre este tema.
Lo comercial y lo artístico se unen en una imagen
A través de la fotografía publicitaria se pueden apreciar las corrientes de la fotografía artística de distintos ámbitos como valores, maneras de vivir y gustos. La complejidad que ha adquirido ha hecho posible que desde hace un tiempo no sólo se presenten productos, sino que se nos venden estilos de vida a través de la proposición de distintas opciones con las que crearnos necesidades.
Los bodegones fotográficos son un género empleado por la fotografía publicitaria. Los bodegones iniciales se caracterizaron por un estilo muy pictórico, aunque después han adquirido un estilo mucho más objetivo. Eso sí, la composición, el cromatismo y la iluminación de la pintura tradicional ha sido una constante fuente de inspiración.
Las inmensas posibilidades creativas han llevado con frecuencia a relegar la realidad a un segundo plano, siendo el efectismo quien predomine en las composiciones. Hoy en día el eclecticismo es la tendencia dominante tanto de la fotografía como cualquier ámbito creativo.
Aunque podemos decir que en la última década se puede apreciar una tendencia al minimalismo en la presentación de los productos.
El valor de la fotografía publicitaria es incuestionable, su función es insustituible y su producción es una colección de imágenes vitales, ingeniosas y optimistas, pero realmente complejas. El proceso que va del encargo al arte final es largo, pero el resultado obtenido es espectacular.
La fotografía tiene unas posibilidades de diseño y composición ilimitadas
La fotografía facilita la identificación del producto, servicio e idea y la identificación con los personajes o las acciones de los personajes de la fotografía. Se puede reconocer fácilmente el producto, sus beneficios, sus usos y el público al que se dirige.
Que sea una imagen fija hace que tenga una mayor inmediatez y se pueda conservar en la mayor parte de sus formatos en publicidad. Además, tiene mayor veracidad y capacidad de seducción.
Por norma general, los elementos que componen un anuncio publicitario son el texto, la marca, el logo y el eslogan. La imagen es un factor básico para llamar la atención. La fotografía puede describir y transmitir una atmósfera determinada.
Hoy en día las técnicas fotográficas combinadas con la regulación de la luz, la composición, el encuadre y el retoque final permiten obtener efectos que ofrecen múltiples posibilidades a cualquier ámbito de la publicidad.
Para poder aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece la fotografía, es importante poseer conocimientos prácticos de las técnicas y que el fotógrafo tenga formación y experiencia para mejorar estos conocimientos. Así se conseguirá una buena fotografía publicitaria estética y comercial.
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Las fotografías deben transmitir el mensaje de manera clara y directa, ser de alta calidad y sacarle el mejor partido al producto publicitario. Por tanto, el fotógrafo tiene que intentar se lo más creativo e imaginativo posible.
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